altCree, Bautízate y Se Salvo

Iglesia de Taipei, Taiwan  (25 de Octubre 2002)


Si el día de hoy estamos dispuestos a abrir las puertas de nuestro corazón para creer en Jesucristo, entonces, lo que sigue es profundizar en nuestro entendimiento, para poder responder a la pregunta, dado que yo quiero creer en Jesucristo, ¿en que se basa la forma para que mis pecados sean perdonados?

¡Aleluya! Oramos en el santo Nombre de Jesús.

“Amado Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no cesamos de darte gracias y de alabarte, a ti quien nos amó desde antes de la fundación del mundo. Tú has creado todas las cosas que existen, nos creaste a nosotros, y nos has dado de tu gracia, aunque nosotros no sabemos cómo apreciarla.

Muchos de nosotros no te conocemos, estando sobre el mundo yendo y viniendo, nos esforzamos pero constantemente el resultado se torna en nada, nuestro corazón está atormentado, nuestros cuerpos están dolidos y enfermos, y tampoco comprendemos por qué o cómo aconteció todo esto.

No obstante sabemos, que los esfuerzos humanos constantemente no logran alcanzar nada, pero aún con todo eso, amado Dios tú quieres salvarnos, así como también darnos esperanza.

Señor, te alabamos, Tú nos has dado de tu gracia y de tu verdad, y hemos obtenido tu salvación para el hombre, estamos dispuestos a compartir esta bendición con todos, esta noche nosotros queremos continuar esparciendo tus buenas nuevas, en la Verdadera Iglesia de Jesús de Taipéi, Taiwán.

Señor y Salvador Jesús, que tu Espíritu se mueva y nos dirija, para darnos a cada uno el poder levantarnos en fe, que podamos claramente comprender tus enseñanzas, para que con fe vengamos a apoyarnos en ti.

Te pedimos mucho más, por gracia al hablar, así como sabiduría para tu siervo, para que pueda aclarar el misterio de tu salvación.

Te pedimos Señor que nos dirijas en esta noche evangelística, para que todos los testimonios y los himnos sean bajo tu dirección, y que tu nombre pueda ser glorificado, permítenos a todos que podamos lograrlo así.

Por toda la gracia, la alabanza sea para el nombre del Dios de los cielos.

Aleluya, Amén. ”

Por favor, pueden sentarse.

Gracias al Señor por darnos un clima tan agradable, hoy es un poquito más cálido, mucho mejor que sufrir las molestias del frío, así podemos venir a la iglesia a examinar las enseñanzas.

Que la bendición de Dios sea dada a todos nosotros.

¡Aleluya!, En el Nombre del Señor Jesucristo, doy testimonio en este lugar.

Esta noche vamos compartir con todos, lo que se encuentra en la Biblia, la Salvación por gracia, el tema se titula: “Cree, Bautízate y se Salvo.”

Anoche a través de las enseñanzas de la Biblia, compartimos con todos, que una persona viene a creer en Jesús, y le recibe como su Salvador Y Señor, Jesucristo es entonces el salvador de su alma.

La Biblia ya lo dijo, cuando usted cree en el Señor Jesús, será salvó usted y también su casa.

Si el día de hoy estamos dispuestos a abrir las puertas de nuestro corazón para creer en Jesucristo, entonces, lo que sigue es profundizar en nuestro entendimiento, para poder responder a la pregunta, dado que yo quiero creer en Jesucristo, ¿en que se basa la forma para que mis pecados sean perdonados?

Ahora que mencionamos el pecado, es un tema que no es del agrado de nadie, voy a tomar mi experiencia, como un ejemplo para compartir.

En una ocasión había una madre junto con su niño de 5to. Grado de primaria, vinieron a una reunión evangelística.

¿Por qué razón venía ella a examinar las enseñanzas de la iglesia?

La razón era que su hijo, al salir de la escuela y regresar a casa siempre le hacia las mismas preguntas.

La primera era,

“¿Mama, por qué solo las mujeres pueden dar a luz hijos, y porque los hombres no pueden?”

La mamá le respondía: “Porque así es, no existe una razón por qué”. Su hijo obviamente no estaba satisfecho con la respuesta, y al volver a casa de la escuela, volvía a preguntaba a su madre:

 “Mamá, ¿Por qué solo las mujeres pueden dar a luz hijos, y porque los hombres no pueden?”

La segunda pregunta que este niño hacia a su madre, era: “¿Mamá porque la gente se muere?”

La madre le decía: “así como nacemos así también morimos, la razón porque la gente se muere, es que al envejecer, se enferma y muere”.

Respecto a estas dos interrogantes, como madre, ella misma las consideró y reflexionó calmadamente.

Luego pregunto a los profesores de la escuela, también a sus amigos, aún inquirió con los educadores del Ministerio de Educación, pero nadie puedo darle una respuesta satisfactoria.

Para nosotros los que vivimos en este mundo, a veces en relación a muchos eventos, simplemente los aceptamos como son, pero no sabemos el por qué son así, o por qué acontecen así.

¿Por qué razón los humanos deben estar 9 meses con un embarazo, previo al alumbramiento?

En total un embarazo dura un promedio de 305 días.

De acuerdo a la experiencia de una mujer embarazada, lo ideal sería quedar embarazada y una semana siguiente poder dar a luz, ¿acaso no sería mucho mejor poder reducir el tiempo de los dolores del embarazo?

Pero ¿Por qué razón el embarazo debe durar 9 meses?, ¿no se podría solo 7 meses?

Usted diría que no se puede, que 7 meses significaría un parto o alumbramiento prematuro.

Ahora la pregunta en cuestión es, ¿Por qué no se puede?

Todos sabemos que el periodo de embarazo dura 9 meses, lo que no sabemos es ¿Por qué es que debe ser 9 meses?

¿Por qué los seres humanos vivos tienen aire que pueden respirar?

¿Acaso alguien se ha hecho esta pregunta? Ud. Podría decir: “la gente al nacer simplemente tiene aíre, y usted todavía me pregunta porque hay aire que se puede respirar.”

Respecto a algunas cosas en nuestra vida, nosotros asumimos que así es como son o se usan, pero no sabemos ¿Por qué es esto así?

Bueno, de acuerdo al Libro de Eclesiastés capítulo 3, hay un tiempo para nacer, y hay un tiempo para morir, el que una mujer esté embarazada durante 9 meses, es algo establecido por el Dios de los cielos, y los seres humanos no tienen poder para alterar eso.

También Dios estableció que una yegua queda preñada y espera 350 días antes de dar a luz, los seres humanos tampoco pueden cambiar esto.

El clima nos es dado por el Dios de los cielos, no es un algo espontaneo de la naturaleza.

En el caso de la madre del ejemplo que mencioné, debido a las preguntas de su niño, ella llegó a la iglesia a examinar las enseñanzas.

Cuando ella llegó a la iglesia, le dije: “Gracias al Señor, usted vino al lugar correcto”,

¿Por qué solo las mujeres pueden quedar embarazadas?

¿Por qué la gente tiene que morir?

No existen seres humanos que nos puedan dar respuestas satisfactorias. Pero, existen únicamente contenidas en la Biblia que el Dios de los cielos nos dio, en la que Él nos habla claramente.

La respuesta está en que el primer ancestro de la humanidad, después de que pecó, produjo una consecuencia de castigo, usted puede examinar la referencia que se encuentra en el Libro de Génesis capítulo 3 y versículo 16 en adelante.

Nuestros primeros antepasados desobedecieron el mandato de Dios, y después que cometieron el pecado, como usted lo puede leer,  Dios se enojó, y luego maldijo al hombre.

La maldición era para todos los hombres y las mujeres, cuantos habitamos en esta tierra.

Por lo que en el capítulo 3 y verso 16,

Dios maldijo a la mujer diciendo: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos…”

Esta es la razón por la que el día de hoy las mujeres tienen las funciones fisiológicas y la estructura física para los procesos que deben soportar, el dolor del embarazo y el alumbramiento. 

Esto no significa el alumbramiento es un producto de la naturaleza, y que simplemente debe asumirse que así ha sido siempre, sino que es el resultado de lo que aconteció después del pecado y de que Dios les maldijo.

La maldición de Dios hacia la mujer se extendió aún más, diciendo: “y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”.

Hablando en términos generales, si acontecen conflictos de violencia física en una familia, la mayoría de las veces, la mujer es quién sufre más daño y las perdidas.

Por lo que ni el gobierno puede resolver esta situación sino solamente medidas de prevención, como en nuestro país, que el gobierno ha establecido un número de teléfono para la protección de la mujer, asimismo, el gobierno no ha establecido ninguna asociación para la protección de los hombres.

La razón es que en la dotación física natural del hombre, posee más fuerza que el cuerpo de la mujer, por lo cual si usted ha visto problemas de violencia en una familia, es algo que también se debe o como consecuencia del pecado de los primeros ancestros de la humanidad.

Aparte de la maldición que Dios pronunció sobre la mujer, Dios también maldijo al hombre.

Dios al maldecir al hombre pronunció que este con el sudor de su rostro comería el pan.

Por todo esto, hoy en día, al nacer y venir a este mundo, no importa a que grupo étnico se pertenezca, existen en todos los seres humanos el común denominador que son estos fenómenos.

Para poder dar a luz, todas las mujeres en el mundo pasan a través del mismo fenómeno.

Todos los seres humanos al venir a este mundo se arriesgan a sangrar y sudar para poder sobrevivir.

Ustedes pueden verlo en el mundo actual, todos trabajan con mucho esfuerzo para poder sobrevivir, trabajando duro hasta quedar exhaustos por la labor mental y física, tan cansados, que a veces al regresar a casa se siente como paralizado mientras se está sobre la cama, puede usted entender que esto es el resultado del haber recibido el castigo por el pecado.

Y cuando no es un esfuerzo mental, entonces es una labor física, solamente a través de grandes esfuerzos y el quedar exhausto que se logra conseguir las tres comidas diarias.

A todos los que habitamos en esta tierra nos alcanza la maldición de Dios.

Dios dijo que por causa del pecado del hombre, la tierra sufriría el producir espinos y cardos.

Si alguno de ustedes tiene una porción de tierra desocupada, y digamos que usted invierta una considerable cantidad de tiempo para poder dejar bien limpio el terreno, entonces, si usted decide no sembrar nada en él, solamente lo rodea con una cerca de alambre, después de transcurridos tres meses, usted va nuevamente a ver su terreno, seguramente va a encontrar que en este han crecido arbustos, maleza, y plantas indeseables.

Pero esto, sí que es bien raro, si yo no esparcí ninguna clase de semillas, ¿cómo es posible que hayan crecido esas malas yerbas?

Si no sembré semillas de vegetales, obviamente el terreno no podrá por sí mismo producir vegetales.

Y si no puse las semillas de flores, por supuesto que la tierra no producirá por sí misma, flores.

La pregunta es, dado que tampoco sembré semillas de maleza, malas hierbas, ni espinos, ¿Por qué razón esas plantas por sí mismas, aparecieron y empezaron a crecer en el terreno?

Las enseñanzas de la Biblia podemos cotejarlas con muchos de los fenómenos que acontecen en nuestra vida diaria.

En el futuro cuando usted tenga la experiencia de entrar al área de ginecología en el hospital y cuando vea a las madres que están a punto de dar a luz, con tantos dolores, usted podrá ver las consecuencias por el castigo del pecado de nuestros primeros ancestros.

Al conversar con sus amigos, y alguien diga: “yo ya di a luz hijos, y fue una experiencia muy difícil” usted sabrá también que esto es resultado del pecado.

Y cuando tenga la experiencia del terreno baldío, y vea crecer las malas hierbas, esto también es consecuencia de que Dios maldijo la tierra por causa del pecado del hombre.

Aun llegando a lo último, Dios pronunció sobre nosotros, la humanidad diciendo: “vas a volver a la tierra” que significa que el hombre moriría.

Reflexionando sobre el tema de la muerte del ser humano, encontramos que fue traído como una clase de castigo por el pecado.

Por lo que, en nuestra vida, podemos ver en todo nuestro rededor, el fenómeno del castigo por el pecado original.

Es imposible para nosotros negarlo diciendo que nosotros no tenemos pecado, pues debemos pagar o sufrir sus consecuencias.

El pecado requiere que se pague un precio, y la consecuencia más extrema de pagar ese precio es la muerte.

Después que nuestros ancestros pecaron, el pecado invadió nuestra naturaleza humana, por lo que viviendo en este mundo, probablemente no exista nadie que poniéndose la mano en la conciencia se atreva a decir: “en toda mi vida yo nunca he pecado”.

Veamos desde el proceso de crecimiento de un niño, para analizar al respecto.

En el Libro de Génesis capítulo 8 y verso 21, Dios dijo: “…porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud.”

Dios dijo que desde pequeños, nuestro corazón es malo.

Entonces ¿realmente la naturaleza humana es bondadosa e inclinada al bien o la naturaleza humana es malvada e inclinada al mal?

Los eruditos chinos del tiempo antiguo tenían dos clases diferentes de opiniones y puntos de vista.

No obstante, la Biblia nos dice que la naturaleza humana es mala, inclinada al mal.

¿Realmente es así?, ¿realmente la naturaleza humana es mala?

En la iglesia bajo mi cargo, durante un día de reposo el medio día, mientras los hermanos de la congregación conversaban tomando té, entre ellos había un abuelo, que dijo:

 “les voy a contar la historia de un nieto, este mi nieto verdaderamente es alguien muy astuto e inteligente.”

Cuando yo le escuche, dije dentro de mí mismo: “inteligente, es alguien que es simplemente inteligente, ¿Pero, por qué tiene que decir que es astuto e inteligente?”

Entonces le pregunté diciendo: “¿en qué grado estudia su nieto?”

Él dijo: “Tan solo en el segundo año del jardín de infantes”,

Yo le dije: “¿Cómo es que es astuto su nieto?”

El abuelo agregó: “un día mi nieto al regresar a casa de la escuela, me relató el cuento del niño Ron Kong y Las Peras.

 (Para quienes ignoren sobre este cuento, en breve, se trata de la historia de un niño llamado Ron de apellido Kong, quién después que su padre les da a elegir peras de varios tamaños, él elige la más pequeña, con el propósito que sus hermanos y demás familia tuvieran las mejores, este cuento nos da un mensaje de aprender a ceder lo mejor de nuestras opciones para el bien de los demás).

El abuelo agregó que su nieto le relató el cuento, de una manera tan brillante, exagerando la descripción del mismo, haciendo que el abuelo reconociera que la educación de hoy en día es muy exitosa, pues los niños siendo tan cortos de edad, y estudiando en grados tan elementales, estaban siéndoles inculcados el tipo de enseñanzas de ceder con humildad, y cuidar de los adultos.

Por lo que el abuelo al día siguiente de la experiencia que su nieto le relatara el cuento de las peras, se fue al mercado y cuando vio que estaban vendiendo manzanas, se acordó del contenido del cuento que escuchó, y a propósito compró 10 manzanas, incluyendo pequeñas y grandes, y se las llevó a la casa.

Cuando el nieto regresó a casa de estudiar, el abuelo lo llamó y le dijo: “Nieto, ven, mira, aquí hay unas manzanas, hay grandes y pequeñas, ahora quiero que escojas una para ti”,

El nieto abriendo los ojos y después de ver al abuelo, alargó la mano para elegir una manzana.

¿Cuál cree usted que tomó el niño, la manzana grande o la pequeña? El niño tomó la más grande.

El abuelo reparó diciendo: “¡ya se te olvido el cuento de Ron Kong y las peras!”

El nieto, frente a la pregunta del abuelo, respiró profundamente, y bajó su mano, se sintió con vergüenza, y después de ver el rostro de su abuelo, dijo con mucha confianza y de forma tan natural: “Abuelo, estas son manzanas, no son peras.”

El abuelo pensó para sí, que era posible que siendo su nieto todavía un niño pequeño, y que no diferenciaba lo común y lo diferente entre las manzanas y las peras, ante lo cual, el abuelo dijo: “Está bien, está bien, estas son manzanas y no son peras”.

Al tercer día, el abuelo regresó a casa después de ir a comprar peras, y luego que su nieto regresara a casa de la escuela, lo llamó y le dijo: “aquel día me relataste el cuento del niño Ron Kong y las Peras, ¿aún recuerdas el contenido del cuento? Ahora, aquí tenemos peras, puedes ver que hay grandes y pequeñas, quiero que elijas una”

¿Cuál cree usted que eligió el niño, la pera pequeña o la pera grande? Al final, el nieto de este hermano, eligió la pera más grande.

El abuelo le dijo a su nieto: “huy, huy, estas son peras, hay grandes y pequeñas, incluso te mencioné el cuento del Ron Kong y las peras, ¿Cómo es que aun así elegiste la pera más grande?

Después que el abuelo le habló así al nieto, este también sintió vergüenza, y luego de un instante, levanto su rostro para ver a su abuelo, y le dijo: “abuelo, nuestra familia se apellida Zhen, el cuento relata sobre la familia que se apellida Kong”

Bueno, cuando el abuelo contó la experiencia con su nieto, todos los que le escucharon rompieron a reír. Dijo además el abuelo: “Dense cuenta, ¿acaso mi nieto no es astuto e inteligente?”

No solamente inteligente, es astuto e inteligente.

¿Qué es lo que usted puede deducir desde el ejemplo de este niño?

Usted se puede dar cuenta de la codicia que existe en la naturaleza humana, algo tan natural, no se necesita que se lo enseñen, todos codiciamos.

Cuando nos toca enfrentar la codicia, con el propósito de encubrirla y disfrazarla es cuando se aparecen la astucia y la malicia de la naturaleza humana, una naturaleza muy engañosa.

Véalo usted, en el mundo actual de los adultos, es la misma situación. Usted lo puede ver en la gente desde que son niños.

Con mucha razón en el Libro de Proverbios capítulo 20 y verso 11 Dios dice:

 “Por sus hechos el niño deja entrever, si su conducta será pura y recta”

Esto era el significado original de estas palabras, que la naturaleza de un niño que aún no había madurado, y por tanto no había desarrollado su habilidad para engañar, o pretender, por lo que las manifestaciones de su conducta reflejan o manifiestan, su naturaleza instintiva básica.

Entonces, nosotros podemos comprender a través de observar a un niño, que después que el pecado invadiera la naturaleza humana, los hombres, desde aun siendo niños traen intenciones malignas, que gradualmente conforme va creciendo en edad también en nuestra vida se desarrolla la habilidad de engañar y encubrir nuestras verdaderas intenciones, por eso constantemente decimos: “un rostro de bondad pero con un corazón maligno, o, un rostro tan malvado pero con un corazón bondadoso, la apariencia de un rostro no es igual a lo que la persona lleva en el corazón, las apariencias engañan”.

La ley de nuestro país ha previsto leyes para castigar las conductas de pecado, no obstante, no tiene formas de poder normar o legislar la moralidad de pecado.

El cuchillo en las manos equivocadas, se entierra en el cuerpo de alguien más para hacerle desangrar hasta morir, produce una conducta que la ley del país puede juzgar criminalmente.

Por otro lado, las maldiciones que se pronuncian dentro del corazón, el maldecir hasta incontables generaciones que no han nacido, si usted se pone en ese lugar, donde maldice en su corazón, las leyes del país no podrían hacer nada en su contra, pues este es un problema del pensamiento del interior del corazón.

Vamos a ver un ejemplo.

Había un hombre anciano a punto de morir, y justo antes de fallecer le dijo a su hijo:

 “Anda a llamar al dueño del negocio que está frente a la casa, donde venden productos de leche de soya, durante toda mi vida yo fui a ese lugar a tomar leche de soya, nos volvimos buenos amigos con el dueño, ahora que estoy a punto de morir, hay algunas cosas que no puedo ocultar más, y debo decirlas”.

Luego el hijo de este hombre, se apresuró a ir a llamar al dueño del negocio de Leche de Soya que está frente a su casa,

Cuando llegó el dueño y lo tuvo enfrente, el anciano le dijo:

 “Fulano, hay algo que quiero decirte para que lo entiendas, y espero que puedas perdonarme. Cada día he visitado tu tienda para tomar leche de soya, cada día me has dado leche de soya para llevar a casa, siempre después de darle un sorbo antes de ir a casa, te he dicho: “Amigo, no está suficientemente dulce, hay que echarle más azúcar”

Siempre he visto tu amabilidad, y como vas a la parte de atrás de la tienda para echarle un poco más de azúcar, luego me lo traes de vuelta, y yo vuelvo a tomar, pero siempre tomo bastante hasta que queda un poquito solamente, entonces te digo: “está demasiado dulce”, para que siempre le pongas más leche.

Quiero en este momento arrepentirme ante ti, porque yo, diariamente te he pagado por una porción pero me he tomado dos, ahora estoy a punto de morir, si mi corazón no fuera honesto contigo, me sentiría con mucho pesar, y moriría con remordimientos, espero que puedas perdonarme”.

Ante esto, el dueño del negocio le respondió al hombre moribundo:

 “Tranquilo, no hay problema, no lo tomes tan a pecho, estás a punto de morir, será mejor que te confiese algo también,

Yo, sabiendo que eras tan miserable y avaro, y que pagando por una porción te tomabas dos, me sentía muy enojado, pero tú eras cliente de mi tienda, y lo que tu querías obtener, yo no te podía dejar de servir, por lo que siempre que iba a la parte de atrás de la tienda para agregar azúcar a tu leche, siempre te maldecía en mi corazón, cuando querías que le agregará más leche porque decías que estaba muy dulce, me iba atrás a echarte más, entre más pensaba en ello, más me enojaba, y siempre escupía entre tu leche, por lo que te digo que la hepatitis C de la que he padecido durante este tiempo, a lo mejor es la fuente de la enfermedad por la que estás muriendo.”

Ante esto el anciano moribundo, dijo: “pero tú, tú…”

Al final no sabemos si murió por el enojo, o si murió como resultado de la enfermedad que padeció.

Estas cosas suceden entre nosotros, en nuestra vida diaria.

Veamos realmente cuál es su pecado, viéndolo y poniéndolo en la perspectiva de la Biblia:

Miremos el Libro de Romanos capítulo 1 versículo 28, yo voy a leer, y ustedes considérenlo:

 “(28) Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen,

(29) Estando atestados de toda clase de injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, y malignidades”

Piénselo bien, ¿Realmente cuánto pecado de moralidad existe dentro de nuestro corazón?

Desde esta perspectiva podemos hablar del pecado, que es algo que no nos agrada conversar, no obstante es algo que no podemos negar, delante de la presencia de Dios todos nosotros hemos pecado.

Al encontrarnos con que hemos cometido estos pecados, todos sentimos temor, e inmediatamente pensamos en cómo enmascararlos, o cubrirlos, pensamos también en como limpiar nuestros pecados.

El problema es, lo que ayer mencionamos, que a la manera de este mundo no se pueden cubrir nuestros pecados, pues todos los hombres utilizamos una conciencia moral, y cuando pecamos, nuestra conciencia nos reprocha. A veces la gente, incluyendo los niños, puede sentir gran temor al encarar el problema del pecado, el reproche de su conciencia.

Mi hermano menor, tiene un hijo, quien en una ocasión cuando conducía desde la ciudad de Chia-yi hacia la casa de su abuelo en Taichung, en la autopista, mi sobrino le pregunto a su papá:

 “¿papá, papá, hasta donde llega esta autopista?”

En ese tiempo mi sobrino estudiaba en el kínder.

Su padre le respondió: “lo más lejos que llega es hasta la ciudad de Khilong”

Ante esto el niño replicó: “¿y después de Khilong?”,

Su padre le dijo: “después de pasar la ciudad de Khilong, ya no hay autopista”,

El niño dijo: “entonces, después de que la autopista llega a Quilung, nosotros no nos detengamos, sigamos manejando, hasta conducir hasta el reino de Dios, ¿podemos?”

Su padre le respondió diciendo: “¡Claro que si podemos! En cuanto nos sumerjamos en el mar ya podremos llegar al reino de Dios”,

Cuando este niño escuchó que podían conducir el carro hasta llegar al reino de Dios, animo a su papá diciéndole:

“papá apúrate, acelera la velocidad para que vayamos al reino de Dios”

Su padre le respondió: “y ¿para qué vamos a conducir el carro hasta llegar al reino de Dios?”

El niño respondió: “hay que conducir el carro hasta llegar al reino de Dios, para que podamos atropellar y matar a Jesús”

Cuando su padre escuchó esto se sorprendió muchísimo, y dijo: “Que ¿qué dices? Que manejemos el auto hasta llegar al reino de Dios ¿para qué lo atropellemos? ¿Y porque querríamos atropellar a Dios?”

El niño respondió diciendo: “papá, en la escuela yo maltrato a la gente, uso malas palabras y digo cosas sucias, también le pego a los compañeros, si podemos atropellar a Jesús y muere, entonces, en el futuro yo ya no tendré que enfrentar el juicio de Dios”

En el Libro de Proverbios capítulo 20 y verso 27 dice que el espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito de su ser.

Todas las personas tenemos una conciencia, dada por Dios, y esta conciencia está juzgando de parte de Dios, cada acto de nuestra vida, todos los pensamientos y los recuerdos de nuestro corazón, incluso a veces puede juzgarnos por las palabras, por ejemplo cuando a veces decimos: “ ahh, esta persona no tiene amor” Al hablar así ya pecamos.

Cuando fuimos de visita a la prisión que se encuentra en la Isla Verde, al área de máxima seguridad, donde están los criminales más peligrosos, para realizar una jornada médica de evangelismo, les predicamos de las enseñanzas de Jesús y ellos recibieron bien la palabra, esto se realizó dentro de una habitación protegida con por rejas de metal, dentro de la prisión no se atrevían a que entráramos a sus habitaciones, pues temían que si lo hacíamos alguien más podría atacarnos y herirnos, así que en esa habitación platicamos con ellos sobre nuestro mensaje, cuando usamos la Biblia para compartirles, sin importar que ellos estuvieran cubiertos de tatuajes de dragones, y aves fénix, y sin importar que fuera de la prisión, ellos fueran gánsteres de mucho poder y prestigio, no podían dejar de llorar, con arrepentimiento decían: “quiero renunciar al crimen, Dios seguramente me quiere salvar, ¿Qué tengo que hacer?”

Para ellos era muy difícil vivir con los reproches de la conciencia, por lo que ahora con las mismas palabras quiero decirles a todos que todos tenemos pecado.

Desde que nacemos y empezamos a vivir, desde pequeños en nuestra naturaleza podemos comprender que tenemos pecado. 

El hombre tiene pecado, y también sabemos que después que concluya nuestra vida, no es que se terminó todo y asunto arreglado. Al morir todos debemos recibir en nuestra alma el juicio de Dios.

Y cuando llega el momento de enfrentar el juicio, ¿Qué va a pasar?

Usted tiene pecado, yo también tengo pecado, yo no tengo manera de sustituirlo a usted, y usted obviamente, tampoco tiene forma de sustituirme a mí, para llevar la carga de mi pecado, pues absolutamente todos nosotros somos pecadores.

Basados en los que Dios ha dicho en la Biblia, en el Libro de Hebreos capítulo 9 y verso 22:  “y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”.

Por lo que igualmente, si no hay derramamiento de sangre, los pecados de la gente no pueden ser borrados y limpiados.

Por la razón del pecado, el Dios a través de tomar forma de una vida sin pecado, siendo engendrado a través del Espíritu Santo, vino a nacer a este mundo, su vida fue sin pecado, pues no fue engendrado a través de una unión marital sexual y por el deseo de reproducción, no fue engendrado a través de la sangre.

Su forma de vida fue santa, y sin pecado vino a este mundo, para sustituirnos a nosotros siendo clavado en una cruz.

Estando clavado en la cruz, su sangre fue derramada. Nosotros el día de hoy nos apoyamos en la sangre preciosa de Jesucristo para lavar nuestros pecados.

Disculpen, ¿Qué es lo que acabo de decir?

Lo que dije es que nos basamos en que Jesucristo vino a nacer a este mundo, sustituyéndonos en la muerte, siendo clavado en una cruz, derramando su preciosa sangre, y el día de hoy, dependemos de su preciosa sangre para limpiar nuestros pecados.

La razón que hice la pregunta sobre ¿Qué acabo de decir? Es porque en una ocasión, uno de nuestros invitados preguntó: “pastor, espere un momento, ¿qué es lo que acaba de decir?”

Yo simplemente repetí lo que acababa de decir.

Luego el invitado me dijo: “bueno, si se puede resolver este problema del pecado, entonces yo voy a creer lo que usted dice”.

 “¿usando que es que se limpia nuestro pecado?”

Yo le dije: “a través de la preciosa sangre de Jesús”

Él me dijo: “entonces déjeme ver la sangre de Jesús para que la pueda ver.”

Cuando lo escuché, casi me desmayo.

Bueno todos decimos cosas así, es algo tan natural.

Pero ahora, él me estaba pidiendo que le dejara ver la sangre de Jesús, ¿a dónde me iba a ir a traerla?

El agregó: “ustedes los predicadores todos hablan solo por hablar, ustedes todos usan agua para bautizar a la gente y les dicen que en ese momento es la preciosa sangre de Jesús, si fuera posible que el agua limpiara los pecados de la gente, entonces yo que me baño dos veces al día, hace mucho que me habría lavado los pecados. Yo no necesito ir a su iglesia para recibir el bautismo en agua, pues ustedes también usan agua para bautizar.”

 “Entonces, y la sangre de Jesús, tráiganla, a ver, tráiganla para que la pueda verla.”

Yo quería decirle, y a dónde quiere que me vaya para ir a traer la sangre de Jesús, para enseñársela.

Todavía él me dijo: “Si usted verdaderamente puede traerla, aun así quiero certificar que esa es la sangre de Jesús, no me vaya a traer la sangre de un perro.”

La verdad es que era una gran dificultad, no sabía a donde ir para traer la sangre de Jesús.

En la Biblia Dios dice que mediante la sangre, nuestros pecados, pueden llegar a ser lavados.

La Biblia registra un pasaje que en mi opinión es valiosísimo.

Está en evangelio de Juan capítulo 19 y verso 34:

“Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”, en este pasaje de la enseñanza menciona, que cuando Jesús nos sustituyó a nosotros los pecadores muriendo siendo clavado en la cruz, en ese momento, hubo un soldado que con su lanza le abrió el costado.

La Biblia registra muy claramente diciendo que “al instante salió sangre y agua”.

Que bueno que aquí se menciona una “agua”, si no fuera así, no lo comprenderíamos hoy en día. Del cuerpo de Jesús brotó sangre y también brotó agua.

El punto clave en este momento es la transformación, ¿de qué manera el agua se transforma en la preciosa sangre de Jesucristo?

Hoy en día, nosotros usamos agua para bautizar a las personas, ¿de qué manera el agua se transforma en la preciosa sangre de Jesucristo?

Veamos juntos la primera carta de Juan capítulo 5 verso 6:

 “Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre, no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad… y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre, y estos tres concuerdan”

¿Cómo se transforma espiritualmente el agua en la preciosa sangre de Jesucristo?

Nosotros en lo material vemos que es agua, pero en la realidad, cuando entramos al agua, ya es la sangre preciosa de Jesucristo.

¿Y cómo es que esta sangre puede ser efectiva?

La Biblia lo dice, aún hace falta lo que es llamado el testimonio del Espíritu Santo.

El testimonio al que me refiero es uno que provea a todos de una referencia.

Cuando estaba bajo mi cargo la Iglesia del distrito occidental de Taichung aconteció algo que ahora es un testimonio. Para cuando se realizaban bautismos en agua, íbamos a un lugar llamado Dou Bian Kang (投變坑), para lo cual nos dirigíamos al Campo de Golf Hong Xi (洪喜)  debajo del puente. En la ciudad de Taiping existe este campo de Golf Hong Xi, y el lugar de bautismos queda debajo del puente.

Por la razón de que en ese lugar existe un ambiente sumamente agradable, muchos templos budistas son construidos en sus alrededores.

Para cuando los 20 y tantos que íbamos concluimos los bautismos y nos disponíamos a salir del agua, nos dimos cuenta que sobre el puente nos observaban tres clases de personas, monjas budistas, monjes budistas, y pescadores.

Entre los pescadores, había uno que era un hombre de edad mayor, que nos dijo:

 “hey, hey, hey, jóvenes, esperen, ¿qué es lo que acaban ustedes de hacer?

Yo le respondí: “acabamos de bautizar a unas personas.”

Entre la gente, había una monja budista que se atrevió a hablarnos y nos dijo:

“¿Y con qué propósito los han bautizado?”

Yo le respondí:

“para cumplir con lo que dice el texto de la Biblia en el Libro de los Hechos capítulo 2 y verso 38, el bautismo es por medio de la preciosa sangre de Jesucristo para lavar todo nuestro ser del pecado.”

Yo  le pregunté: ¿Cuál es la razón de su pregunta?

Ahora, yo cambie la dirección de la conversación.

El hombre respondió: “¡algo muy inusual! Hace un momento, cuando ustedes estaban allí en el agua, había una mancha roja.”

Unos de los hermanos que escucharon la conversación, preguntaron a las personas sobre el puente:

“¿En qué momento vieron ustedes la mancha roja?”

El hombre que habló de primero, respondió: “Cuando ustedes sin razón aparente, se cambiaron la ropa blanca, y dentro del agua estaban como templando.”

Los hermanos de la iglesia sabían a qué momento se referían ellos que habían visto la sangre. (Los pastores visten ropa blanca durante los bautismos, y oran en lenguas, el Espíritu Santo les impulsa a mover sus manos en oración, por esa razón les dijeron que estaban como temblando.)

Antes de comenzar a bautizar, primero entramos al agua, y todos oramos en el Nombre de Jesucristo, y el Espíritu Santo se mueve sobre el agua.

En el Libro de Génesis, en el primer capítulo y verso 2 dice que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Y Dijo Dios sea la luz, y fue la luz, luego en el 6 dijo que hubiera expansión en medio de las aguas, y hubo expansión.

Cuando el Espíritu de Dios se movía sobre el agua, en el lugar de bautismo, Dios había permitido a los que estaban sobre el puente, juntamente con nosotros, y gente de otra religión que no tenían relación con nosotros, el que recibiéramos testimonio de los tres, durante ese momento, el agua se transformó en sangre roja.

El hombre mencionó: “cuando ustedes estaban temblando entre el agua, del interior del río brotó un manantial, que salía de los profundo, era de sangre, y el lugar donde ustedes bautizaban se tornó rojo, rojo, pero qué raro, la sangre solo permanecía donde ustedes estaban, y no se esparcía por el resto del agua”

Entonces yo pregunté: “¿usted vio cuando todos y cada uno de nosotros nos metimos entre la sangre a bautizar?”

Él respondió, “Así es, todos se metieron entre la sangre, y yo no sabía que estaban ustedes haciendo allí adentro, si estaban como embalsando el agua, o qué estaban haciendo, ¡es rarísimo! ¿Qué es lo que ustedes estaban haciendo allí?”

Luego le pregunté: “¿aún está roja el agua?”

Los que estaban sobre el puente respondieron: “no, ya no. Después que ustedes terminaron de bautizar, cuando ustedes todavía estaban adentro del agua temblando, ese manantial de sangre se fue.”

Después de concluir los bautismos, mientras orábamos dando gracias a Dios, se desvaneció el manantial de la preciosa sangre.

Así que desde algo que no tenía relación, el testimonio de los tres, se convirtió en una experiencia de testimonio vivencial, los bautismos en agua de nuestra iglesia son en la preciosa sangre, la efectividad de lavar los pecados se encuentra en la preciosa sangre de Jesucristo.

La Biblia dice que se requiere que el Espíritu Santo de testimonio, y cuando el Espíritu Santo se mueve sobre el agua, entonces si existe la forma que esta se transforme en la preciosa sangre. 

Y es por causa de la preciosa sangre que puede haber forma de que se reciba del Señor Jesucristo, el perdón de nuestros pecados.

La Biblia lo dice claramente, que la sangre de Jesucristo, una vez y para siempre, borra nuestro pecado. 

Todo esto se halla en el Libro de Hebreos, capítulo 9 y versos del 11 al 14, dice:

 “(11) Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

(12) y no por sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

(13) Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos y las cenizas de la becerra rociados a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

(14) ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu Eterno, se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”

Nosotros desde aquí, le damos muchas gracias a Dios por su gracia, pues solamente en La Verdadera Iglesia de Jesús, permanece el Espíritu Santo, y solamente a través del bautismo que la Verdadera Iglesia de Jesús práctica, que se realiza de acuerdo a la Biblia, y cuando oramos el Espíritu Santo se mueve, el agua, espiritualmente se transforma en la preciosa sangre.

Veamos nuevamente el evangelio de Marcos, capítulo 16 y verso 16:

“El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Antes de ascender al cielo, Jesucristo nos dejó esta preciosísima palabra de verdad.

Él lo dijo, y usted lo sabe hoy, es mediante la fe en Jesucristo, que podemos ser salvos. No es a través de la manera de méritos y buenas obras proclamada en el budismo, tampoco es a través de ceremonias y ritos budistas celebrados después de muerto, sino a través de poner su fe en Jesucristo.

Si hoy en día cree en Jesucristo, entonces avanzar hacia adelante solamente significaría aceptar el bautismo en aguas.

Aceptar el bautismo en aguas de Jesucristo, significa que nuestro pecado puede ser inmerso en la preciosa sangre de Jesucristo para poder ser limpiado.

Cuando yo era pastor de la Iglesia del sur de Taichung, hubo una ocasión cuando un estudiante de enfermería vino al Hospital RonZhong al área de recuperación para realizar prácticas médicas, alguien le trajo a los eventos evangelísticos de la iglesia, en una de las reuniones y durante la oración, esta persona recibió el precioso Espíritu Santo, entonces le indicamos que debía recibir el bautismo en agua y así aceptar que Jesucristo le perdonara sus pecados.

Él respondió: “Yo no necesito bautizarme, porque eso es solamente una formalidad de procedimientos, por lo que no hay prisa”

Yo le dije: “Basándonos en lo que la Biblia dice, cree y se bautizado, para poder ser salvo”

Él dijo: “no es necesario bautizarme, eso es algo que ustedes dicen inventado por ustedes mismos, nuestro Dios es amor, yo solo necesito creer en Él para poder salvarme, además, Dios ya me dio su Espíritu Santo.”

Yo nuevamente le hablé diciendo: “En la Biblia está escrito muy claramente, que hay que recibir el bautismo para poder ser salvo, usted no puede decir que no se necesita bautizarse.”

No importa como yo le dijera, el negaba que el bautismo fuera necesario, “Yo ya recibí el Espíritu Santo, Dios ya entró a mi corazón, yo no necesito bautizarme.”

En una ocasión diferente, durante un día de reposo por la tarde, ya había concluido el mensaje y nos disponíamos a orar todos juntos al frente del salón, entre ellos estaba la hermana Zhen Pei-Ling,

cuando ella llegó al frente para orar, también le impusimos manos en oración, y cuando lo hice, note que ella estaba llena de gozo, oraba con mucho fervor y alegría, pues de su rostro brotaba una expresión de bendición y paz, no obstante, transcurridos unos minutos, observé que sus manos que previamente estaban relajadas y que se movían en oración, ahora no se movían, y estaban tensas como queriendo agarrarse de algo con mucha fuerza, antes sus manos estaban rojas, ahora se habían tornado blancas.

Luego, las manos le comenzaron a temblar, sin parar, y no era un movimiento como cuando el Espíritu Santo está moviéndose en una persona, parecía que tuviera frío, y su cuerpo entero se sacudía, al final, descubrimos que sus mandíbulas también le estaban temblando, como cuando alguien se expone al frío extremo, todo su cuerpo parecía extremadamente frío, hasta el rostro se le torno blanco pálido.

Había alguien entre quienes oraban por otros, que estaba a cargo de los servidores, que me dijo: “Vea como se puso Pei-Ling, ¿Qué le está sucediendo?”

Entonces, se fue a orar por ella e imponerle sus manos, pero Pei-Ling siguió igual. Al transcurso del tiempo, comenzó a verse como si alguien le estuviera apretando la garganta, se miraba como ella trataba de emitir sonidos, pero no le salía la voz, cuando estaba en esa lucha, solo emitía gemidos.

Muchos de los servidores presentes acudimos en su ayuda orando por ella e imponiendo manos, orábamos diciendo:

“Aleluya, Aleluya, Señor Jesús ayúdanos y guíanos, danos de tu gracia.”

Después de transcurrido otro momento, ella se comenzó a relajar, y volvió a la normalidad, ya podía pronunciar las palabras “Aleluya, Aleluya”, de pronto, ella gritó diciendo: “¡Señor Jesús!, quiero bautizarme”, nosotros casi nos desmayamos del susto que nos dio al gritar así. ¿Qué estaba realmente sucediendo? Cuando mire el tiempo planeado para oración ya había concluido, así que me apresuré a sonar la campana, como señal para concluir la oración general.

Después de la oración, la hermana estaba que no paraba de llorar, nosotros le preguntamos:

“¿Que te pasó mientras estábamos orando? ¿Cómo es que al final solo escuchamos que gritaste: “¡Señor Jesús, quiero bautizarme!?”

Ella respondió: “Cuando llegué al altar para orar, pude ver al Señor Jesús tomándome de la mano, sentía una paz muy profunda, el Señor me estaba guiando y me decía que me quería llevar a reino de los cielos, no tengo palabras para describir cómo se siente uno al estar junto a Jesús, una paz y calma imperturbables. No había más problemas, ni dificultades, ni preocupaciones.

En el momento en que el Señor Jesús me iba a llevar a Su reino, cuando estaba a dar el paso para seguir a Jesús, de abajo del suelo, de lo profundo, proveniente del infierno salió una mano negra, que me jaló la pierna agarrándola por el calcañar, su intención era jalarme hacia abajo, en ese momento, y de alguna forma inesperada la mano de Jesús se abrió y nos soltamos, me parecía que estaba ocurriéndome algo inimaginable, y ¿Por qué Jesús soltó mi mano?

Comenzamos a descender a una gran velocidad, por lo que mis manos trataban con desesperación de agarrarse de algo, sentía mucho miedo al ir cayendo, entre más bajábamos más frío sentía, hasta hacerme temblar, incluso se llegó a poner tan baja la temperatura, que mis mandíbulas temblaban, era más frío que el hielo.”

Luego la hermana relata que al terminar de descender, se detuvo, luego ella sintió que estaba en el infierno, que según su relato, era un lugar tan profundo, se sintió muy asustada y confundida, se llenó del temor de que no había auxilio para ella, ni sabía que debía hacer.

Estando allí en esas tinieblas, ella sintió como los demonios estaban junto a ella, uno de esos demonios le habló diciendo: “Te tocó el mismo grupo que a mí. Aquí estamos todos temblando con pánico, en espera del juicio de Dios.”

La hermana pensó en su corazón, “¡Quién quiere estar en el mismo grupo que usted!, El Señor Jesús me llevará a su reino de los cielos. Usted y yo pertenecemos a diferentes reinos.”

El demonio, agregó diciendo: “No necesitas ni pronunciarlo, pues como no recibiste el bautismo en agua, no recibiste el perdón de tu pecado, así que los dos sí pertenecemos al mismo reino.”

Ella le respondió al demonio: “No quiero pertenecer al mismo reino que usted.”

El demonio replico: “Dado que no obtuviste el perdón de tus pecados, entonces simplemente estás bajo mi poder e influencia.”

El demonio incluso llegó a citarle la Biblia, señalándole el pasaje del 1ª. Carta de Juan capítulo 5 verso 19

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”.

El demonio agregó: “¿acaso nunca leíste la Biblia?, el mundo entero está en mis manos, y dado que tus pecados no fueron redimidos, entonces perteneces a mí.”

Nuestra hermana Pei Ling decía sin cesar: “No, no quiero, no quiero pertenecer al mismo reino que usted” empezó a gritar: “Señor Jesús, ayúdame.”

Ella comenzó a gritar, para ese instante, el demonio le agarró por la garganta, para que no salieran sus gritos, ella pensaba en clamar al Señor Jesús que la salvara, pero no le salían los gritos, porque la estaban estrangulando.

Su corazón estaba tan oprimido, tan angustiado, “Señor, yo no quiero, lo que quiero es ir al cielo, sálvame.”

El demonio le dijo: “No te bautizaste, tus pecados no fueron perdonados, así que estás conmigo en el mismo reino conmigo.”

La hermana se sentía tan oprimida en su corazón, que clamaba al Señor Jesús diciendo: “¡Señor!, quiero bautizarme en agua, me quiero bautizar.”

Pero la voz de sus gritos no le salía, solamente se escuchaban gemidos lastimeros.

Después del momento que la hermana tomó la determinación en su corazón, ella le dijo al Señor Jesús: “Yo quiero bautizarme en agua.”

La hermana nos dijo que para cuando nosotros oramos por ella imponiéndole manos, ella comenzó a sentir que su cuerpo entraba en calor, así como también sintió un poco de alivio.

Luego de eso, ella vio cómo se abría por encima de ella, una especie de cielo, de ese cielo entraron dos rayos de luz que se enfocaron en las manos del demonio que la estaban ahorcando por la garganta, las manos del demonio se abrieron, soltándola.

El resplandor de la santidad y blancura del Señor Jesucristo, sus santas manos, entraron al infierno para levantar a la hermana, mientras pronunciaba: “ella ya quiere bautizarse en agua, por lo que ya me pertenece, y nadie puede calificarla de pecado.”

La hermana estando en medio de las tinieblas había clamado con gran voz: “Señor Jesús, quiero bautizarme en agua.”

La experiencia de la visión le conmovió profundamente, por lo que ella lloraba sin parar, y decía: “yo quiero bautizarme, no importa que antes yo haya dicho que no quería bautizarme en agua, yo ya determiné que tengo y quiero bautizarme.”

Agradecemos mucho al Señor Jesús, pues en esa oportunidad nuestra hermana acepto recibir el bautismo en agua, en la iglesia del occidente de Taichung, allí se bautizó.

Jesucristo dijo: “El que crea y sea bautizado, será salvo”

Suponiendo que alguien no quiere recibir el bautismo, entonces el pecado de la persona permanece sobre él. Así que el bautismo en agua absolutamente no es solo un procedimiento para cumplir un requisito para ingresar a ser parte de una religión, no es eso, en absoluto.

El bautismo en agua no es una actividad simbólica por la que se reconoce a Jesús como Señor y Salvador, el bautismo no es eso.

El Libro de los Hechos capítulo 2 y verso 38 lo expresa diciendo que el bautismo es para el perdón de nuestros pecados:

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”

Por tanto, sin importar que los invitados del día de hoy atiendan lo servicios de La Verdadera Iglesia de Jesús durante mucho tiempo, 3 años, 30 años, y que usted exprese que no tiene prisa, y solamente diga que no acepta el bautismo en agua, mientras no se bautice, su pecado no ha sido perdonado, y usted no tiene parte con Jesucristo.

Sin importar si usted ya recibió o no el Espíritu Santo, si usted no acepta el bautizarse en agua, entonces su pecado aún no ha sido perdonado, y aún permanece dentro del dominio del maligno.

De acuerdo a las enseñanzas de la Biblia, y también de acuerdo al entendimiento y guía que Dios ha dado a nuestros hermanos y hermanas, al nosotros aceptar a Jesucristo y recibir el bautismo en agua alcanzamos el perdón de nuestros pecados.

Al estar nuestros pecados perdonados, nosotros le pertenecemos a Dios, y tenemos la garantía de la salvación de nuestra alma.

Veamos nuevamente el Libro de los Hechos capítulo 22 y verso 16:

“Ahora pues, ¿Por qué te detienes? Levántate y Bautízate, y lava tus pecados invocando su Nombre”

¿Qué razón hay, que le hace a usted no atreverse a tomar esta decisión, que le hace decir en cada oportunidad, que quiere esperar?, ¿que va a esperar?

Nuestra existencia no está en nuestras manos, sino porque Dios lo permite es que nosotros podemos aún existir, y también el tener la oportunidad de recibir el bautismo de Jesucristo, aquí el siervo de Dios, Pablo hace un llamado urgente a todos diciendo: “¿porque todavía lo posponen? Dado que usted entiende, y cree en Jesús, sabe que recibiendo el bautismo en agua permite que sus pecados sean perdonados, entonces ¿Por qué todavía lo pospone?

Nosotros ahora mismo vamos a tomar una decisión, en el Nombre del Señor Jesús, de recibir el bautismo en la preciosa sangre de Jesucristo, y permitir que sean lavados nuestros pecados.

Esta es la enseñanza de Creer y ser Bautizado para ser salvo.

Que el Dios de los cielos, a través de nuestra fe, nos imparta de la gracia de la bendición de la vida eterna.

Hasta aquí el testimonio de esta noche.